lunes, 16 de diciembre de 2013

Had you ever discovered yourself?

¿Sabéis cuando hacéis algo y no esperabais que fueseis capaces de hacerlo? ¿Cuando todo parece tan lejano que no crees ni que algún dia puedas tocarlo con la punta de los dedos, pero de repente es un hecho?

Seguro que os ha pasado más de una vez y no os distéis cuenta de algo nuevo, os habéis descubierto a vosotros mismos. Y ese es el tema de la reflexión de hoy.


En mi caso, mis esperadas reacciones a veces no son las que realmente tengo, mi cuerpo y mente me sorprende a mi misma realizando algo de modo diferente al que creí que haría. Todo es un conjunto. 


Hará cosa de un poco más de medio año, hice un curso sobre lenguaje corporal y expresión. ¿Qué por qué pongo esto? Porque me interesé tanto que aprendí a delatar signos que antes no era capaz, de señalar en mi misma: rabia, nerviosismo, atención, tristeza... Todas esas cosas que normalmente no creía que mostraba y que resulta que lo hago y no me doy cuenta. 


Y es curioso porque examino mucho mis propios actos, se dice que antes de reírse del prójimo hay que reírse de uno mismo. Bueno pues esa es mi filosofía de vida en este caso. 


He aprendido a escuchar de cierta manera a mi cuerpo, a mis más profundos deseos y creencias, aquellas que se encontraban enterradas bajo un montón de arena e incluso polvo.


¿Qué de que sirve? De mucho, he aprendido a escucharme, a saber cuando parar, a ver la vida de otra manera. Es así como sientes que el mundo es tuyo, que tú mundo es tuyo y de nadie más cuando descubres algo nuevo sobre tí mismo, cuando aquella parte que escondías en lo más profundo de tu ser sale a relucir.


Nunca se sabe, quizás sea tu mejor versión de tí mismo, o quizás simplemente descubras quién realmente eres. 


No digo que me conozca, ni mucho menos, aún me queda mucho que aprender de mi persona, pero estoy deseando saber que será lo siguiente. ¿Con qué me autosorprenderé hoy?


Nunca llegarás a conocerte a tí mismo, pero no hay mayor placer que estar a gusto contigo mismo y saber quién realmente eres. 


No somos lo que la sociedad indica, ni mucho menos, dejemos los personajes y roles para el teatro. Somos quienes somos, aquellos que una vez dejaron atrás, aquellos que levantaron la cabeza, miraron al frente y caminaron como si nadie les hubiese puesto la zancadilla.

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